En particular, la colusión produce un grave daño a las personas y un perjuicio al sistema económico. También afecta la confianza necesaria para que una sociedad se desarrolle en armonía y pueda progresar.
Tenemos la más absoluta convicción que la libre y leal competencia no sólo da legitimidad al sistema, sino que entrega garantías a los consumidores para acceder a los bienes y servicios en las mejores condiciones”.











